lunes, 23 de marzo de 2009

La "Cibercondría"

Muchas personas consultan páginas web para obtener respuestas a unos síntomas que les afectan a su salud y de esta forma obtener un autodiagnóstico, pero la mayoría de veces la información que obtienen no tiene nada que ver con lo que les ocurre, o simplemente no saben interpretar lo que encuentran.

Cuando se teclea en un buscador cualquier síntoma común (dolor de cabeza) existen tantas posibilidades de acabar en páginas que describen enfermedades graves (tumor cerebral) como de hacerlo en webs que detallan dolencias que no lo son (cefalea), pero es mucho menos probable que el organismo sufra una de las primeras. Es muy fácil encontrar trastornos graves y poco frecuentes sobre un síntoma común y poco serio, por lo que aparece el temor a sufrir enfermedades graves.

A este temor excesivo a padecer una enfermedad tras informarse en Internet se le ha bautizado como "cibercond
ría". En Estados Unidos la cibercondría es un problema que ha dejado de ser minoritario y se ha convertido en una seria preocupación.

Es importante tener en cuenta que la información en la Red constituye una buena orientación pero nunca debe sustituir al profesional de la medicina. Como suele decir la publicidad de medicamentos: "Ante cualquier duda consulte a su médico". Nadie mejor que él podrá indicarle que le ocurre, que debe hacer para tratarse, y en todo caso facilitarle la dirección de páginas donde realizar las consultas de forma controlada.

Por este motivo, confiamos en los profesionales sanitarios que pasan colsulta en la Clínica Fivasa para que aporten todo su conocimiento y nos resuelvan cualquier duda que nos pueda surgir relacionada con nuestra salud a través de este blog.

Tal y como escribió Mark Twain hace más de un siglo: "Tenga cuidado cuando consulte libros médicos. Puede morir de una errata".

2 comentarios:

  1. Manolo, eres un crack, como siempre con tu artículo has dado en el clavo de uno de los temas peliagudos de la era de la información (o es del conocimiento, ya me pierdo :-)

    Por eso es muy necesario saber diferenciar entre información y conocimiento. Internet, hoy por hoy, es el mayor y mejor repositorio de información del mundo y de la historia (que conozcamos), pero sólo es eso, un gran repositorio de información.

    Hacer que esa información se convierta en conocimiento está en manos de los expertos, en este caso que comentas, de los expertos de la salud.

    Es el experto en la materia el que dada una gran cantidad de información debe saber discernir entre la que es válida y la que no, entre la que es apropiada y la que no, entre la que es probable y la que no...

    El ser humano es hipocondriaco por naturaleza, todos tenemos miedo a morir porque todos sabemos que vamos a morir, no es una posibilidad, es un hecho, un hecho que no contemplamos hasta que no se convierte en posibilidad cierta, caso por ejemplo de ver una situación parecida (un accidente) o una situación que nos puede llevar a ello (una enfermedad grave). Por ello si nos duele la cabeza y leemos un artículo de cefalea y otro de tumor cerebral, seguramente llamaremos para pedir cita por si acaso, y estaremos dándole vueltas unos cuantos días al coco (lo que igual hace que nos duela más y cerremos el círculo vicioso)

    Me parece un excelente artículo porque aborda este problema como un problema de uso de la tecnología y no de la tecnología en sí, y porque remarca muy bien que son los profesionales, como los de la Clínica Fivasa, los que deben crear conocimiento a partir de esta y otras fuentes.

    Enhorabuena Manolo!!

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  2. Gracias por tu artículo Manolo. Acabo de ponerle nombre a algo que veo con cierta frecuencia en mi consulta. Cuando empecé hace unos años, la gente te narraba los síntomas que tenía para que se le hiciera un diagnóstico de lo que le ocurría. Cada vez más, la gente acude a terapia con su propio diagóstico y la mayoría de las veces se lo han autoimpuesto gracias a información hallada en la red. Todo el mundo tiene necesidad de nombrar lo que le ocurre, la incertidumbre y la falta de comprensión acerca de lo que a uno le pasa ganera mucho temor, por eso se prefiere tener un nombre que identifique el problema de uno y que lo categorice. Esto es realmente peligroso, porque la gente dictamina que es agorafóbico porque sus síntomas cuadran con la descripción de la enfermedad y entonces construyen una especie de guión de vidad. Se comportan como lo que son, o más bien como lo que cree que son. En psicología, esto encaja con la profecía autocumplida. Como soy agorafóbico no salgo de casa, si lo hiciera sufriría ansiedad y puesto que estoy convencido de que estó será lo que ocurrirá,el día que salgo de casa pongo en marcha todos los mecanismos posibles como para activar mi cuerpo y precipitarlo hacia la ansiedad. Ocurre lo que predije que ocurriría porque estaba predispuesto a ello y una vez que ocurre, ratifico más mi teoría de que soy agorafóbico.
    La labor del terapeuta es más compleja cuando ya hay una dignosis. En primer lugar es necesario explorar qué significa en la persona tener depresión, ansiedad o lo que quieran que te cuenten y a continuación hay que desmontar la teoría del paciente. Hay que frustrar su necesidad de etiquetar lo que le ocurre, porque solo saliéndose del estereotipo podrán comenzar a enfrentarse al problema. Si soy agorafóbico no hay nada que pueda hacer para sanar, soy ASÍ. Y como alguien me dijo una vez, la mayor incapacidad del ser humano es decir no puedo.

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