Para contestar a esta pregunta, es necesario comentar que la corriente que seguimos se llama Gestalt, y esta es una especialidad de corte humanista, que surge del psicoanálisis y se distancia radicalmente de él por su manera de trabajo(nosotros no utilizamos el diván para que el paciente se relaje y nos cuente) y por su creencia en la no interpretación de lo que al paciente le ocurre. Siempre que explico lo que al otro le ocurre, lo hago desde mi propio modelo. Imagino qué me estaría ocurriendo a mí con las cosas que el otro me cuenta y llegaría a una conclusión en base a mi propia experiencia. Estaría por tanto hablando de mí y no del otro. Por otra parte, es bien sabido que las explicaciones que me doy a mí mismo acerca de mis comportamientos o cogniciones disfuncionales, nunca son muy terapeúticas, porque uno no puede ser objetivo consigo mismo. "La autoterapia no funciona porque el autoengaño funciona a la perfección".
El tipo de terapia que practico, es una terapia orientada al servicio del paciente. Lo importante es intentar comprender lo que le está pasando al otro en cada momento, y a partir de la comprensión de su relidad, y la aceptación de su mundo vital, ir dándole la oportunidad de reencontrarse consigo mismo. Partimos de la idea de que todos hemos aprendido a lo largo de nuestro proceso vital a ser algo diferente de lo que realmente somos. Nos han enseñado lo que está bien y lo que está mal. Lo que se debe hacer y lo que no. Y además hemos ido incorporando mensajes diferentes, y muchas veces contradictorios, acerca de lo que se supone que somos. Nos han dicho que somos desobedientes, poco estudiosos, buenos o malos chicos. Lo importante no es el mensaje que nos han dado, sino cómo lo hemos integrado y cómo nos afecta, porque a fin de cuentas todos estos mensajes no son parte de mí, me los han inculcado y así he aprendido a ser lo que la gente espera que sea o cree que soy. El trabajo en terapia comienza permitiéndole a la gente que se desprenda de aquellos lastres que le limitan como persona y le generan malestar y sufrimiento. La persona que acude al psicólogo, es una persona que en un momento dado está sufriendo. Cuando utilizo el término paciente, estoy aludiendo a "aquel que padece". El sufrimiento del paciente, puede abarcar todos los grados posibles, desde el que está deprimido y siente que nada en la vida tiene sentido para él, hasta el que requiere un mayor autoconocimiento de sí mismo porque ha llegado a un grado de madurez que le permite identificar aspectos funcionales pero mejorables de sí mismo y tan solo requiere un guía externo que le acompañe en su proceso de desarrollo personal. Mi trabajo como psicoterapeta, consiste en intentar comprender es sufrimiento del otro, en aceptar este dolor sea cual sea su naturaleza sin emitir juiciosy en ir clarificando junto al paciente cuál es su modelo de vida, para desde este modelo ir viendo qué necesidades tiene el paciente, con qué recursos cuenta para afrontar sus limitaciones y qué cosas necesita para mejorar.
Este trabajo que se desarrolla en la consulta del psicólogo, no cuenta con un modelo preestablecido de trabajo, ya que se basa en la relación que se establece en un momento dado a través del contacto entre dos personas( dos en principio, aunque también podemos trabajar con parejas, e incluso con familias). Estas dos personas, tienen roles bien definidos: uno es el terapeuta, el otro el paciente. Dos personas que convenian reunirse con una periodicidad determinada, para prestar atención a una de ellas, al paciente.
Podemos decir que es esta una terapia que no cura a nadie, porque reconoce que sólo puede ayudar a algunas personas a que se curen a sí mismas. Yo no puedo, como muchas veces me piden mis pacientes, darles una receta ni marcar las pautas que harán que mejoren, porque sólo puedo intuir lo que a mí me vendría bien si estuviera en su lugar, y en ocasiones ni siquiera eso. No puedo más que hacerle reflejo de aquellas evidencias que expresan o manifiestan y de las cuales raras veces son conscientes. A través de mi reflejo poco a poco van incrementando su propio autoconocimiento y van siendo más conscientes de qué es lo que necesitan o de qué hacer para conseguirlo. Mi premisa sería: "No des consejos, los sabios no los necesitan y los necios no los entenderán" .
Ciertamente, no todos los pacientes obtienen beneficios a través de este modelo de trabajo. Existe un amplio espectro de personas que no quieren asumir la responsabilidad ni hacerse cargo de sus propias vidas. Gente que prefiere un sedante para dormir en lugar de enfrentarse al dolor que le supondría explorar qué es lo que no está bien en su vida que le hace tener dificultades para conciliar el sueño. Gente que entra en la consulta y "sueltan" sus problemas al terapeuta para que sea él quien se haga cargo de lo que le ocurre. Gente que busca que le digas lo que tiene que hacer para estar bien, que le des un remedio, que "recetes la pastilla emocional". Mi trabajo también consiste entonces en frustrar al paciente, en negarle lo que me piden ,en mostrarle que no tengo la fórmula y que de hecho tengo mis propios problemas, mis miedos, mis inseguridades, mis traumas y lastres. En ocasiones esta autorevelación, funciona como una especie de catársis que insta al paciente a dejar de contemplar únicamente su dolor. El profesional que debe ayudarte a sanar, padece sus propios dolores, y entonces se les revela como alguien más humano y real. Alguien que sabe qué preguntas formular porque conoce el proceso, pero que no tiene todas las respuestas. Por otra parte hay algo que siempre debemos tener en cuenta: "Los pacientes mejoran, a pesar de los terapeutas". Y es que, de alguna manera, cuando una persona decide acudir a terapia, ya está elaborando su sanación.Está empezando a poner remedio a lo que le ocurra, está aceptando que debe hacer algo con su vida porque hay algo que no va bien. Está invirtiendo un tiempo y un espacio en sí mismo. Se está cuidando y se está teniendo en cuenta, y justo esto es lo que posibilita que mejore. El terapeuta solo acompaña al paciente en el proceso de darse cuenta. Cada uno es responsable, no sólo de su propia vida, sino también de cómo la quiere vivir.