miércoles, 11 de marzo de 2009

Crónica de un mal de ojo

Permitidme que os deje aquí una antigua redacción que hice en mis años mozos de instituto para la clase de lengua y que no deja de hacerme aparecer una sonrisa en los labios cada vez que la leo... CRÓNICA DE UN MAL DE OJO



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Mal de ojo, qué expresión tan graciosa, pero qué temeraria para esas personas que yo creía que eran tan distintas a mí, esas personas supersticiosas que a cualquier hecho natural le aplican causas sobrenaturales, que piensan que todo lo malo les toca a ellas, esas personas que si les duele una muela ya están echándose el Tarot, esas personas que en lugar de nacer con una estrella nacen estrelladas. ¡Uy, qué distintas a mí! ¿Cómo se le puede atribuir a un mal de ojo lo que me ha ocurrido a mí en esta última quincena? Imposible, será cosa de los astros que andan un poco locos.


Yo creo que es común y muy lógico enamorarse a mi edad, enamorarse de una chica (claro), y también es muy común que ella se enamore de tí, como también es muy común que esta chica de la que te has enamorado viva a diez kilómetros de tí, diez kilómetros que únicamente los puedes recorrer en una especie de bicicleta, si es que llega a esa categoría y puede considerarse especie, diez kilómetros que debes recorrer para pasar una tarde agradable, en su compañía y sin las típicas lapas que únicamente entorpecen tu intercambio cultural. Todo esto es muy común, pero lo más común de todo es que esos diez kilómetros estén limitados a ser recorridos una vez por semana, y más común todavía es que en dos semanas, que como se puede calcular algebraicamente serían dos días, uno de ellos llueva a mares y el otro se te pinche la rueda, se te parta el manillar y tu hermana no te deje su bicicleta.


¿Mal de ojo? ¡Qué va!


Para qué preocuparse, hay más días, más fines de semana, más años, faltan curas... y además, siempre te puede reconfortar una partidilla al ajedrez contra el ordenador, esa maravillosa máquina, de resolución virtual, de velocidad asombrosa y capacidad deslumbrante, que, después de un mal día, te lo hace peor, cuando te das cuenta de que ese montón de circuitos integrados y de cucarachas electrónicas se ha vuelto 'procesadoramente incoherente', que pierde configuraciones, y que una de sus partes más bonitas, redonditas y brillantes, a modo de anillos de boda superpuestos, parece tener una impureza en su anillo principal. ¿Pero cómo fiarse de una máquina?


¿Mal de ojo? ¡¡Qué no!!


Que es un simple fallo electromagnético relacionado con el proceso de datos y con la incompetencia del transformador de Iberdrola. Pero, quieras que no, uno se preocupa, se enfada, se enfurece, se cabrea, se enloquece, y se... ring, ring, el teléfono, qué bien, la salvación por vía telefónica (para que digan que sólo vale para aumentar los pagos):

- ¿Quién?

- Yo

Un amigo, qué bien, un consuelo. Pero, ¿qué oigo?, que mi mejor amiga nos la está jugando, que está hablando mal de nosotros, que nos ha metido en las habladurías de grupito de cotillas aldayeras, ¡¡aghhh!!, la mato, la M A T O.


Vuelve la ira, ahora más que nunca, tranquilo, acuérdate de Lina y las clases de relajación, piensa, reflexiona, algo pasa, hay que reflexionar lógicamente. Y qué mejor sitio para reflexionar lógicamente. Pues la cama, lógicamente. Camino de la cama, liberación mental, descanso corporal, adiós tensión nerviosa. Ting, de repente, un pensamiento: '¿ya no puede pasarme nada peor?', demasiado tarde para contestar. Mi cuerpo se halla semiapoyado en la cama, parte de mi poco peso en ella cuando de repente, ¡CLAC!, ya estamos 'yo y mi cama', compañera de penas y alegrías, ambos en el suelo, compartiendo una vez más uno de esos días tan corrientes en la vida de una persona tan corriente.


Pero lo más extraño es que nada de lo anterior me afecta tanto como lo que estoy haciendo ahora, acabando de escribir esta tonta crónica, acabando este tonto día, y deprimiéndome con la idea del 'cacho madrugón' que me tengo que pegar mañana para ir a ese edificio al que llaman instituto.


Mal de ojo, qué va... ¿o sí?


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Espero que además de divertiros os haga reflexionar e intentar ver un poquito más allá, y es que en momentos difíciles, hasta las personas más sensatas, más cuerdas, más con los pies en la tierra, más como las queramos llamar, pueden perder el norte, no ver la salida, perderle el sentido y pensar que se está en mala racha y en manos del destino. Ese es momento de reflexionar (no aconsejo una cama como la mía), es momento de mirar más allá de nuestras narices, al largo plazo, de replantearnos lo que queremos ser, y entonces luchar por ello. Estos son momentos difíciles, para algunos de nosotros los más difíciles de nuestra historia, y no es momento de lamentarse ni de tener nostalgia, es momento de evaluarnos a nosotros mismos, nuestros intereses y nuestros deseos, y luchar por ellos. Si todos lo hacemos no hay mal de ojo que valga, no hay crisis que valga, si no, no hace falta que nos echen mal de ojo, nos lo estamos echando nosotros mismos.

3 comentarios:

  1. Pues sí Kiko, no olvidemos que cuando las cosas van mal, siempre pueden ir peor...Pero hasta un reloj parado(como simil de algo que no va bien) tiene dos momentos al día en que funciona y da la hora correctamente. Con esto quiero decir que todo depende de la óptica con que te enfrentes a las cosas. Puedes decir me echaron mal de ojo, la vida es una mierda o según mi horóscopo tengo tendencia al fracaso. Echas fuera la responsabilidad de lo que te ocurre porque así no tienes que hacerte cargo de lo malo que te pasa( no depende de mí, yo no tengo la culpa). Pero esto te impide trabajar en el cambio. Las cosas no están saliéndome bien, pero tengo el poder de modificar mi historia. No soy culpable de estas desgracias, pero sí puedo tomármelas de la mejor manera posible y esforzarme y buscar otras alternativas. Puedo pedir dinero para el autobús o tomarme con humor las desgracias....Y por otra parte es verdad que una vez que se toca fondo, cuando ya no se puede caer más abajo, solo se puede salir....Ha ido todo tan mal que lo que me ocurra a continuación, por fuerza será mejor.
    Gracias Kiko, por tu capacidad para compartir...

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  2. Dios! ya no me acordaba de esta redacción, ni de que fuera la causa de unos de tus males de ojo :p ¿cuándo no te dejé la bicicleta? seguramente habría una serpiente en un bote en tu cuarto, ¿mal de ojo? no! un hermano mayor puñetero. ¿quién es esa chica a la que ibas a ver? jajaja. Pues sí, sí, el mal de ojo existe, es un hecho histórico, las cosas queme van mal son a causa de que Mercurio se alineó con Venus a las 23:45 del 1 de Enero de 1987, y las cosas que me van bien son por la capacidad de la Luna sobre el agua del mar blablabla, jajaja, muy buena la redacción! en verdad siempre es más fácil echarle la culpa a una superstición estúpida que plantarle cara a la vida ¿no? pero las supersticiones no nos ayudan, maldito gato negro quitate de mi vista o suspenderé el examen de poesía! bueno, a lo que iba, que ya no me acuerdo, será porque se me cayó la sal antes de ayer.... que al mal tiempo buena cara! que no existen los males de ojo, aunque seguiremos protegiéndonos por si acaso! pero eso sí, la crisis sí que existe señor Zapatero! algún día escribiré alguna poesía por aquí, para alegraros un poquillo :) me piro vampiro!

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  3. De nada Mar, me encanta compartir vivencias siempre que a los demás les interese escuchar, y eso Loli (esa es mi hermana) no tiene nada que ver con la serpiente en el frasco que es algo que debe quedar entre tú, yo y la serpiente :-)

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